domingo, 11 de noviembre de 2007

Tierra firme

Se movieron por el Universo siempre en la misma dirección, hasta que a partir de cierto momento notaron que su rumbo se alteraba. Era como si una mano invisible les agarrara y tirase de ellos violentamente. Viael miró y vio como algo de forma redonda y tamaño descomunal se precipitaba contra ellos.

Esta vez el impacto sí fue muy brusco y doloroso, pues se produjo a una gran velocidad. Tanto que aquel gran cuerpo se deformó, apareciendo en él un enorme cráter. En cuanto a los dos compañeros, sus cuerpos se aplastaron y quedaron destrozados, separados el uno del otro. Afortunadamente, ambos tenían una maravillosa capacidad para sobreponerse a eso y a mucho más, y sanaron en no demasiado tiempo.

Cuando Viael se hubo recobrado comprobó que estaba pegado a la gran bola. Trató de moverse y rodó, pero siempre había una gran fuerza que le empujaba hacia el centro. Sintió el contacto de la roca y no le resultó desagradable, pero no podía compararse al contacto con alguien vivo. Giró sobre sí mismo y terminó por vislumbrar a su compañero. Vio que estaba a una gran distancia, y sintió una gran angustia.

Empezó a contorsionarse y descubrió que así podía acercarse, muy poco a poco a su único amigo. Mientras hacía esto, se dio cuenta de que podía usar las piernas y los brazos para gatear. Por último, vio que podía ir a mayor velocidad si únicamente mantenía los pies pegados a la roca.

Cuando llegó, su compañero le miraba con sorpresa y alegría en el rostro. Viael se dio cuenta de que aquel era diferente a la imagen que vio cuando por primera vez se acercaron. Su cuerpo era más grande, y tenía una forma ligeramente diferente. Y el cabello era bastante más largo. No obstante, cuando le tocó supo que se trataba del mismo. Era extraño, pero los cuerpos de ambos habían cambiado y aumentado de tamaño durante todo el tiempo desde que se conocieron.

Se abrazaron. Y estuvieron un tiempo así, pero dentro de Viael crecía una inquietud que no le permitió pasar la eternidad de esa forma. Aquel pequeño viaje desde donde había caído hasta donde estaba ahora le había hecho cambiar mucho más profundamente de lo que cabría esperar, y entendió que el Universo y la vida no podían reducirse a un sólo ser.

No sin esfuerzo ni sin dolor, Viael se separó y comenzó a practicar su recién aprendida habilidad de andar.

No hay comentarios: